sábado, 14 de junio de 2014

Decálogo de la amistad

- Los amigos son la familia espiritual que hemos elegido.
  Nos reflejamos en ellos, para bien o para mal, ya que nos
  ayudan a realizarnos y disfrutamos con ellos de los valores 
  de la confianza, el compromiso y la complicidad.
  
- Un amigo íntimo es un tesoro que hay que conservar.
  Existen distintos niveles de amistad, y es muy complicado
  llegar al más alto porque implica un intercambio bidireccional
  de afectos, confesiones y lealtades.

- Para hacer amigos hay que interesarse sinceramente por los
  demás.  Comprender y elogiar a las personas es mucho más pro-
  vechoso que criticarlas, ya que con esto último solo logramos que
  se pongan a la defensiva. Sé verdadero en tus relaciones.

- Aprende técnicas asertivas. Hablar y comunicarse de forma clara
  ayuda a que los demás te entiendan mejor y, al mismo tiempo, a 
  clarificar las relaciones con nuestro entorno. Adquirir habilidades 
  sociales es saber moverse con soltura.

- El mejor amigo es quien se pone en el lugar del otro. La empatía
  es la herramienta fundamental para entender a los demás y manejar 
  nuestras propias emociones.

- Aprende a escuchar. Olvida los prejuicios y las expectativas.
  Escuchar sin filtros a nuestro interlocutor nos ofrece la oportunidad
  de comunicarnos de verdad.

- Saber perdonar y olvidar es parte de la felicidad. La envidia es
  desear lo que tiene el otro, pero puede resolverse aprendiendo de
  los demás en lugar de compararnos estérilmente con ellos. El rencor
  es un mal compañero de viaje en esta vida.

- Es fundamental diferenciar entre una amistad sana y otra que no 
  lo es. Las insanas son aquellas que tratan de capturar nuestra atención 
  a toda costa y de este modo nos dejan sin energía, tiñendo de negatividad
  nuestro estado de ánimo. No utilizar al otro: ¡qué principio tan sabio!

- Debemos aprender a entregarnos. La amistad requiere a veces renunciar
  a las propias prioridades para ponerse al servicio de quien más lo necesita,
  sin por ello dejar de ser nosotros mismos. Donación de verdad.

- La familia y los amigos, nuestro paracaídas. Estos son vínculos y relaciones
  que reclaman toda nuestra dedicación, ya que si están bien constituidos nos 
  rescatarán de cualquier caída.

(Extraído del Libro "No te rindas" de Enrique Rojas)

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