sábado, 29 de junio de 2019

CONFIAR Y CREER


«Pueden los que creen que pueden»
Virgilio

Como indica la palabra, las creencias se construyen desde el creer, y a su vez, el creer se construye desde la confianza.

Si creemos en algo o alguien es porque confiamos en ese algo o alguien. Luego, el diálogo con la realidad, el ensayo y error, el esfuerzo y aprendizaje, la recompensa que supone el logro, la realización y el placer de crear y transformar nacen de la confianza en uno mismo, en el otro y en la vida.

Creer es confiar y cuando confiamos nos permitimos abrirnos a nuevas posibilidades, nos permitimos crear. Sin confianza no declararíamos nuestro amor, no traeríamos hijos al mundo, no invertiríamos para mejorar, no nos arriesgaríamos, no innovaríamos.  Sin confianza no merecería la pena vivir. Sin confianza no hay encuentro verdadero, motor de transformación de la realidad.  Sin confianza no podemos amar y no podemos abrirnos a la posibilidad de recibir amor. En realidad, el desamor no es más que la ruptura de una confianza en el otro. Confiar y vivir van de la mano.  Confiar y crear son uno.

En sentido contrario, si uno cree en su fuero interno que no lo logrará, consecuentemente no dará el paso necesario, y si lo da, la inseguridad actuará como elemento que tenderá a boicotear la iniciativa. Pero quien se prepara,  se forma, aprende,  entrena  con tesón, ensaya con alegría y esfuerzo,  disfruta  del proceso, trata con respeto a los demás, encuentra un sentido a su labor, incorpora  los errores como activos de su experiencia, abandona el victimismo  en pos de la responsabilidad, va construyendo una  personalidad  y una dialéctica con el mundo  que le permiten avanzar y lograr en el camino de la vida, porque  va esculpiendo  una confianza  en sus propias capacidades  para conducirse y gestionar  la existencia. Por todo ello, sin duda, podemos afirmar que hace mucho más el que quiere que el que puede.

Porque somos nosotros quienes a partir de nuestras actitudes y creencias construimos nuestras realidades. Es más, por lo general, no sabemos de lo que somos capaces hasta que lo intentamos, pero para intentarlo debemos partir de la confianza mínima para dar el primer  paso; debemos  tener fe en que podemos  crear nuestro  anhelo. Para crear, a cualquier nivel, es necesario que se dé una primera condición fundamental: creer que podemos.  Pero no entendamos esta creencia como un acto de fe ciega e inconsciente, sino todo lo contrario: es la consecuencia del triunfo de la voluntad, del tesón en el aprendizaje continuo, del profundo respeto al otro, de la voluntad de servir, de la humildad y del activo de la experiencia.

En este sentido, en los últimos años, la investigación de los aspectos psicológicos de la mente humana ha dejado de centrarse solo en lo patológico para abordar los aspectos positivos y determinar en qué medida la confianza, la humildad, el respeto, la gratitud, la generosidad, el perdón, la curiosidad, la esperanza, el entusiasmo o la serenidad son, entre tantos otros, poderosos acicates para la realización individual y colectiva. No fue hasta el año 2000 cuando, oficialmente, varias facultades de psicología estadounidenses, bajo el aliento del profesor de la Universidad de Pensilvania Martin E. P. Seligman, formalizaron y desarrollaron la asignatura de Psicología Positiva, que se centra en el estudio de los rasgos de carácter que ayudan a las personas a sentirse dichosas, desarrollar su potencial y a mantenerse mentalmente saludables. Seligman y otros están hoy trabajando para explicar cómo lo mejor del alma humana puede conseguir transformar la realidad individual y colectiva. Por ese motivo y para finalizar este texto sugiero la lectura de las obras de Martin Seligman, entre las que destacaría “La auténtica felicidad”.

Álex Rovira

Compartimos este Post del escritor Álex Rovira, que como en todos, con su riqueza y claridad, nos ayudan a reflexionar. 

miércoles, 19 de junio de 2019

Día de los Abuelos en Uruguay



“Escuchen a sus abuelos”

La frase es del papa Francisco, y ha sido titular de una noticia del periódico esta mañana, y a las puertas del verano, toma un especial significado para mí.

Cada verano, por estas fechas, viajamos a la isla de Menorca, hogar de mis padres (los abuelos de mis hijos). Pero ellos ya no están. Mis hijos ya no pueden, en las calurosas noches de agosto, escuchar a sus abuelos. Y esto es para ellos una gran limitación. Añoro los años en que haciendo galletas en la cocina, o repasando álbumes de fotos, mis hijos se empapaban de anécdotas, vivencias, o conectaban con el siempre clarividente sentido común de los abuelos. Como también añoro los lejanos tiempos en que yo podía escuchar a los míos, en especial mi abuela materna, que fue poco porque nos dejó demasiado pronto.

Pero no todo está perdido, porque aunque mis hijos no pueden escuchar a sus abuelos paternos, ni yo a los míos, si podemos escuchar a los abuelos del pueblo. Es difícil dar sentido a muchas cosas de la vida, si no conocemos la historia. Y no podemos conocer la historia si no escuchamos a los mayores. En el bagaje cultural, pero sobre todo relacional y social, las historias de nuestros abuelos son fundamentales, y a menudo, especialmente en verano, tenemos demasiadas cosas que hacer, programamos demasiadas actividades, y los escuchamos poco.

Me he dado cuenta de que para mi hija –por ejemplo-, es difícil entender algunas cosas nuestras porque no conoce suficientemente nuestra historia. No conoce suficientemente cómo hemos llegado hasta aquí como familia, qué experiencias vitales hay detrás de los valores que compartimos, o qué decisiones hay detrás de los lugares a los que vamos. No tiene suficiente conocimiento de cómo se vivía en el pasado, o de quién y cuándo se construyó la casa en dónde veranea. Y es difícil valorar las cosas del presente, y entender las relaciones del presente, sin conocer de dónde vienen.

La vida en directo que hoy vivimos se está comiendo nuestra historia. Nuestras historias. Y esto nos empobrece como personas. No tiremos el móvil, no nos desconectemos de internet, pero escuchemos más a nuestros abuelos. A los abuelos. Es un regalo para ellos y una fuente de conocimiento y crecimiento para nosotros.

                                                                                                        Ferran Ramon-Cortés



miércoles, 12 de junio de 2019

Entrevista al Dr. Francesc Torralba

Para l@s que entendéis el catalán, comparto esta riquísima entrevista al Dr. Francesc Torralba: 

     Viure des de l´eseència (Vivir desde la esencia)

Basada en el libro: Elogio de la madurez




domingo, 9 de junio de 2019

LA BIBLIOTECA DE LA LUNA - Nuevo libro de Francesc Miralles



Una novela reveladora —con ecos de Bradbury, Huxley o Rampa—, sobre el futuro de la humanidad en una colonia espacial.

Sinopsis de La biblioteca de la luna:

En un futuro más o menos cercano, Kumar, un excéntrico magnate, crea la primera colonia humana en la Luna: Exovillage, centro turístico para grandes fortunas.

Verne, lingüista que trabaja en un call center, está enamorado de Moira, ingeniera en telecomunicaciones, radicada en Exovillage y que sufre «melancolía espacial». El joven logra trasladarse allí para ejercer de bibliotecario (en la Tierra se prohibieron los libros impresos para evitar la deforestación) y encontrará textos que buscan la perfección intelectual.

Cuando Verne logra salir a explorar la superficie lunar da con un raro eremita que se transformará en su maestro zen…

www.planetadelibros.com