Nadie duda de las ventajas que trae el ejercicio físico. Toda la investigación moderna coincide en señalar sus bondades sobre la salud y el bienestar físico y mental: hay evidencia creciente que la práctica de ejercicio mejora el aprendizaje, la memoria y el humor, además de ser un gran des-estresante natural.
Los deportes son ejercicio con reglas, muchas veces en equipo y con el aderezo lúdico y/o de competencia. Practicarlos puede ser una eficaz manera de templar el espíritu y aprender cosas importantes de la vida:
• Practicando un deporte con placer puede enseñar la importancia de las reglas.
• Cuando se practica en equipo permite desarrollar la cooperación y aprender que todos somos importantes.
• En su práctica sostenida se aprende que el esfuerzo es el camino hacia la superación.
• Su ejercicio regular ocupa el tiempo libre de manera productiva, saludable y placentera, alejando a los niños de otras actividades disponibles que no son ni lo uno ni lo otro.
• Permite cambiar la valoración del propio cuerpo: alejarse de la esclavitud de sentir que se tiene que tener un cuerpo con determinada forma y peso de acuerdo a presiones sociales para experimentar la vivencia de un cuerpo sano, fuerte y que da placer.
• Aprender a ganar y aprender a perder son dos habilidades imprescindibles en la vida para acceder al bienestar. Quien aprenda a hacerlo desde chico tendrá mucho terreno ganado cuando descubra que en la vida de verdad necesitamos saber aceptar con elegancia ambas situaciones.
Pero, no son los deportes por sí mismos los que brindan tantos beneficios, sino su práctica saludable. La práctica deportiva no saludable lleva a la competitividad salvaje, a la agresividad y la violencia, al estrés y a la necesidad de ganar a cualquier precio.
Los equipos deportivos de las escuelas y clubes deben servir para aprender los buenos valores, no exclusivamente para ganar. ¿Es eso lo que trasmiten cuando los separan en “buenos y malos” y cuando sólo ponen a los “buenos” para los partidos?
La figura del entrenador es muy importante. Los padres deberían preocuparse por conocer bien su estilo antes de que su hijo quede bajo su poderosa influencia. Un buen entrenador tiene las mismas cualidades que un buen maestro y que una buena persona. Bajo ningún concepto debe aceptarse que utilicen ningún método violento. ¿Porqué aceptar que griten, humillen o defenestren a un niño/niña? Un buen entrenador nunca agrede, nunca subestima y nunca pierde el control.
Alguien puede saber mucho del deporte que enseña, pero eso no es suficiente para liderar un grupo de niños. Es necesario que sea consciente que es un modelo de comportamiento para sus alumnos por lo cual debe cuidar mucho lo que trasmite con su accionar. Debe saber estimular las fortalezas sin ensañarse con las debilidades. Si quiere mantener en ellos la motivación sana, debe ser más estimulante de los avances que marcador de los errores. Estar atento a estimular todo lo que depende de la voluntad de los chicos: hacer esfuerzo, tener disciplina, respetar las reglas y controlar los impulsos, más que a lo que depende del azar o del talento natural. Los buenos entrenadores son honestos sin ser agresivos, no adulan ni falsean logros, pueden describir lo bueno y lo no tan bueno de manera positiva y respetuosa.
Padres y madres son también figuras centrales para que la práctica de deportes sea posible y saludable. Ellos son los principales responsables de darle a la actividad física un lugar importante en la vida de sus hijos. Ello implicará ser un buen modelo tanto en su práctica como siendo espectador, hincha o comentador.
Particularmente importante es la actitud que tienen padres/madres frente al ganar y al perder. Eso se trasmite sin proponérselo si sufrimos exageradamente por perder a lo que sea, o festejamos exageradamente cuando ganamos. Es importante que padres y madres acompañen a sus hijos a las prácticas y no solamente a los partidos, para subrayar que lo que les importa es el avance sostenido que da el esfuerzo, independientemente del resultado de un partido. Lo que comentemos después les va a trasmitir mucho a los niños: cuando los felicitamos honestamente por el juego limpio, por el esfuerzo, por el compañerismo y la alegría que demostraron estamos subrayando lo que de verdad importa.
“Si quiere un campeón en casa, cálcese los championes y salga a practicar” deberíamos decirles a muchos padres/madres que ponen expectativas exageradamente exigentes sobre el rendimiento deportivo de sus hijos.
El deporte es una herramienta educativa y formativa muy importante en la infancia, que puede usarse para promover lo mejor o lo peor de las personas. Esforcémonos para utilizarla bien.
(Extraído de MujerMujer.com.uy)
Una reflexión para tener muy presente!!
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