Al leerlo, uno se da cuenta que aunque pasaran tantos años de esa tragedia, el dolor, el estupor y las enseñanzas, aún están vigentes. Quizás sea porque como dijo alguna vez Carlitos Páez "todos tenemos nuestras propias cordilleras".
Al ver el título, nos introducimos en la lectura, como quien se dispone a escuchar una fábula, pero... de a poquito, nos vamos insertando en la cruda realidad! Una realidad que cuestiona, enseña, trasmite muchas emociones.
Pienso que cada libro escrito sobre el mismo hecho, es válido, porque cada uno aporta un enfoque diferente, siempre enriquecedor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario