OTROS
¡Tú no estás solo!
¡Están los otros!
Y tanto están
que sin ellos tú mismo no estarías.
Porque tú eres el otro para ellos.
Porque eres hombre con los otros
y para los otros.
Porque para ti vivir es convivir.
Si te alejas demasiado de los otros,
dejarás de ser tú mismo,
no te sabrás a ti mismo
porque no tendrás espejos
donde reconocer tu rostro.
Si te acercas demasiado a los otros,
confundiéndote con ellos,
te perderás a ti mismo,
perdiendo tu identidad
como una tierra invadida.
Los otros son como el sol:
muy lejos te morirás de frío,
y muy cerca te quemarán las llamas;
solo a una justa distancia
y a una justa cercanía,
te iluminará su luz
y su calor será caricia.
Los otros son como el espejo:
desde muy lejos
ya no verás tu rostro,
y desde muy cerca
lo empañará tu aliento...
Solamente el amor,
vivido en libertad madura,
te salvará de la solitariedad
distante y alienada,
y de la necesidad inmadura,
que anula en confusiones;
porque solo el amor
guarda la distancia
que salva intimidades,
y crea la cercanía
que la comunión exige.
¡Solamente así,
por el amor maduro,
serás tú mismo con los otros!
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